viernes, 30 de marzo de 2012




 - ¿Y tú qué dirías que quiere decir ser socialmente independiente?
Reflexionó unos instantes.
 - Pues trabajar y ganar dinero, supongo.
 - ¿Y qué quiere decir ganar dinero?
 - No lo sé.
 - Pues mira. Una persona, en la sociedad, desempeña una determinada función de acuerdo con su capacidad. Y el dinero es la recompensa. Ahora, piensa en una persona que tenga la facultad de enamorarse de alguien. ¿Qué habría de malo en que le pagasen si esa persona se enamora valiéndose de las facultades que tiene?
 - No lo sé. ¿No será que algo no vale si no es útil para todo el mundo?
 - Pues yo pienso que enamorarse es lo más útil que hay.
 - ¡Y yo estoy pensando en casarme con un tipo que dice los mayores despropósitos del mundo y se queda tan tranquilo!
 - Por más que diga, la mayoría de la gente no piensa más que en sí misma -proseguí-. Con que yo coma bien, vale. Con que yo pueda comprarme lo que quiera, vale. Pero enamorarse de alguien significa pensar primero en el otro. [...] Las personas que encuentra de sí mismas la facultad de enamorarse hacen un descubrimiento más importante que los que han ganado el Premio Nobel. Y si no se da cuenta, o si no quiere darse cuenta, el ser humano es mejor que se extinga.


"Un grito de amor desde el centro del mundo"
Kyoichi Katayama

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